viernes, 13 de diciembre de 2013

Yo amé una doctora


Yo amé una doctora con locura y con pasión, porque sin usar sus dotes curó mi desolación, en un mundo de ironías con sonrisas me embriagó, y con su mano en la mía mientras en mi hombro la dormía pude ver en la ventana paz y melancolía.

Con susurros me decía lo imposible del amor, que no era posible olvidar lo que en poco tiempo terminó y que para agregarle mas, mucho, mucho, duró. Entre tanto pasó el tiempo y fui perdiendo mi obsesión que se desvanecía en la ilusión eterna de besarte alguna ves, pero en el frio del invierno recordé aquella intensión y supe que fue mejor olvidarla a ella y a vos.